Dificultades psicológicas

La ansiedad es un estado de angustia y tensión que nos ocupa a todos y todas en algún momento. Nos afecta de diversas formas. Puede mantenernos en una alerta constante, con el corazón acelerado, a veces con dificultad para respirar de forma fluida. Puede impedirnos descansar, nos hace sentirnos oprimidos y rígidos, nos impide concentrarnos y relacionarnos con otros con normalidad. Pensamientos recurrentes de no ser suficiente, miedo al fracaso o al abandono, pensamientos catastróficos… nos asolan. El miedo a la propia ansiedad (conocido como “miedo al miedo”) es muchas veces la peor representación de esta ansiedad, nos condiciona y nos incapacita para vivir, y en ocasiones hace que nuestra vida pueda llegar a ser insoportable. Estos procesos que vivimos como una intrusión en nuestra existencia, en ocasiones son el resultado de algunas heridas del pasado que, aunque en el presente no estén ocurriendo, han dejado una vulnerabilidad en nuestra estructura psíquica. Nosotras proponemos la regulación de estos estados mediante un trabajo profundo para la comprensión y la significación de lo que está pasando, encontrando los miedos que lo sostienen y así poder enfrentarlos, siempre a un ritmo posible de seguridad y crecimiento.

La depresión es un mal muy común en nuestro mundo. Aunque todos pasamos por momentos de tristeza, la depresión deja a los seres humanos devastados por dentro. Desesperanzados, impotentes, inseguros, y sin la capacidad de reponerse a las pérdidas o derrotas de la vida.

Sin embargo, este estado tiene un mensaje. Nos habla de algo que se ha roto en nuestra vida y nos hace estar bloqueados y atascados. Escuchando este mensaje, podemos oir lo que necesitamos y lo que podemos hacer, nos dota de las pistas para sanar.

Ofrecemos este espacio y tiempo para escuchar la pena y el vacío, con una aceptación incondicional y absolutamente libre de juicios. Acompañamos a esos sentimientos tan dolorosos y, con amabilidad y firmeza, llevamos a cabo procesos de reparación y empoderamiento que permiten reestablecer la autoestima, la vitalidad, la seguridad y la identidad.

En ocasiones, en nuestra mente ocurre algo que nos hace huir o defendernos de elementos que ni son aterradores ni son peligrosos en sí mismos. Nuestro cuerpo está agitado y bloqueado, sin poder responder, aterrado, y hace que nuestra interpretación sea de peligro inminente cada vez que estamos en proximidad con él.

Así, el miedo y la ansiedad ganan terreno, y permanentemente estaremos preocupados en su presencia y, lo que con frecuencia es peor, constantemente tratando de evitarlo.

Las fobias pueden deberse a una asociación equivocada entre un objeto o un pensamiento con un estado interno de agitación. Pero en otras, el objeto del miedo es una representación de experiencias y temores profundos que han de ser desvelados y enfrentados en una situación de seguridad.

Juntos encontraremos recursos internos para que puedas sentirte protegido y el miedo nunca vuelva a vencerte.

trastornos de la personalidadLa personalidad es una estructura que mantiene unidos nuestros significados, emociones, pensamientos y conductas a lo largo del tiempo. Cuenta con una base biológica que interactúa con las experiencias que acumulamos a lo largo de la vida, especialmente durante la infancia y adolescencia.

La personalidad es un espectro que abarca desde la versión más sana de nosotros mismos (la que se adapta a la realidad de forma ajustada y nos permite mantener relaciones satisfactorias), a versiones en el límite, en donde el contacto con la realidad es titubeante y las relaciones tanto con nosotros como con los demás entrañan riesgo.

Cuando el problema tiene que ver con una personalidad muy dañada, la presencia y constancia se vuelven aspectos de vital importancia en el proceso terapéutico. En nuestro despacho no encontrarás prisa ni miedo, y sí un acompañamiento sensible y sólido guiando hacia ese tú más saludable.

Los trastornos de la conducta alimentaria son problemas graves de salud física y psicológica que tienen su arraigo en la dificultad para identificar, procesar o nombrar emociones, y la consecuencia es una regulación de éstas a través de la comida.

Además, el componente social de este trastorno nos habla en ocasiones de dificultades para relacionarnos, para encontrar equilibrio en el marco de la familia, y para la aceptación de la imagen de sí que se proyecta.

En la terapia proponemos un trabajo profundo para identificar y procesar esas emociones que surgen en relación con los demás y con la propia autoestima, siempre en un marco de respeto y comprensión.

El trastorno obsesivo compulsivo atrapa a las personas en un intento por no perder el control. Ante el intrusismo insoportable de pensamientos catastróficos, a veces nos creemos capaces de controlar la fatalidad mediante ciertas conductas un tanto excéntricas en ocasiones, aunque en otras muy bien disimuladas. Poco a poco cada vez más de nuestro tiempo, energía y empeño están al servicio de mantener a raya a esos pensamientos asustadores.

En la terapia, siempre en un ambiente de comprensión, libre de juicio y con un acompañamiento compasivo, trataremos de contactar con esa parte de nuestra mente que nos asusta, y veremos de qué peligros nos trata de proteger.

Llevaremos a cabo ejercicios para reparar esa falta de seguridad, y que la persona pueda restaurar su tolerancia a la incertidumbre desde la tranquilidad, la seguridad y la confianza en sí mismo y en el mundo.

Las adicciones con y sin sustancias son intentos de regular estados emocionales displacenteros (tristeza, soledad, vacío…) que se han tornado incontrolables. La adicción nunca puede ser solución a los problemas ya que nos hace necesitar más de “eso” continuamente, mientras que cada vez acumulamos más consecuencias negativas fruto del consumo (personales, interpersonales, económicas, laborales…)

El trabajo terapéutico parte de una disposición a la comprensión para profundizar en los antecedentes que se sintieron inmanejables en origen, y encontrar recursos que permitan el abandono del consumo y alivien en lo posible el daño causado.

En ocasiones la terapia no está al servicio de tratar un problema psicológico, sino que las personas tienen el deseo de conocer cómo funcionan, potenciar algunas de sus cualidades positivas y dedicar un tiempo a la exploración y cuidado de sí mismas.

En ese caso el acompañamiento terapéutico está al servicio de una escucha activa que requiere intervenciones dirigidas a aumentar la consciencia sobre los estados emocionales implicados en sus trabajos, sus relaciones, sus intereses o sus concepciones de sí mismas.

El objetivo es por tanto una persona más consciente y libre, y también más dueña de sí misma.