PREPARARSE PARA UN OTOÑO CON COVID

Este verano del 2020 está siendo realmente atípico… al alivio inicial sentido al principio del desconfinamiento, se van añadiendo sentimientos ambivalentes, sobre todo a raíz de los rebrotes que enfrentamos estos días. Como prepararse para un otoño con COVID es la pregunta que todos nos hacemos.

Vuelven sensaciones que empiezan a sonarnos… miedo, asombro, precaución, enfado… Empieza a surgir preguntas: ¿nos será posible enfrentar lo mismo que ya vivimos en primavera? ¿podremos soportarlo de nuevo? ¿es posible que la experiencia sea aún peor? ¿sobrevivirá nuestra salud, nuestra familia, nuestra economía?

Vivir con incertidumbre es algo que puede resultar muy difícil. Generalmente tenemos una sensación de control (en realidad muy relativo) sobre lo que vivimos, que nos brinda una creencia de seguridad y protección a la hora de afrontar los retos de la vida. Nos gusta poder anticipar, prepararnos, controlar los posibles escenarios que pueden surgir, y tener un plan A, B y C.

Esto en sí mismo puede ser algo muy saludable, generalmente nos funciona y nos va bien. Pero cuando nuestro mundo conocido cambia y las condiciones que nos vamos a encontrar a corto plazo son impredecibles, son herramientas que ya no nos son tan útiles. Nos saltan las alarmas, nos sentimos desprotegidos, a la intemperie, con dudas sobre nuestra capacidad para adaptarnos. Quizás la palabra que mejor lo define es MIEDO.

En definitiva, tenemos dificultades para vivir aquí y ahora, centrarnos en lo que está en nuestra mano, en lo que sucede hoy. El miedo y el desasosiego también puede estar en nuestro presente, por supuesto, y no habrá que pelearlo. Raro sería que esta situación no nos afectara. Pero quizás la clave para prepararse para un otoño con COVID es no aferrarse a ellos, no intentar combatirlos, aceptarlo como un ingrediente más en nuestro día, el de hoy, con naturalidad, sin ir más allá, al un futuro que en realidad no podemos anticipar ni controlar en ninguna manera.

Se dice que no es un buen capitán de barco el que sabe navegar a la perfección en las mejores condiciones, sino el que el que es capaz de sobrevivir bajo las peores.

Poco a poco, día a día… paciencia, compasión con uno mismo, presencia en el hoy, recuperar confianza en nuestros recursos… Este es nuestro verdadero reto. No estamos solos.